Aplicación y uso de las hormonas vegetales

Aplicación y uso de las hormonas vegetales

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Los productos y compuestos de apoyo a la nutrición vegetal, tienden a modificar para bien, la fisiología del metabolismo de una manera direccionada o específica.

Por ejemplo las formulaciones para la nutrición vía foliar tienen como objetivo complementar los niveles de nutrición de los diversos cultivos, no obstante en tales formulaciones se contempla la presencia del nitrógeno, el fósforo y el potasio como los tres elementos base, además de los llamados secundarios y de traza. Sin embargo y por desgracia la aplicación de estos apoyos formulados no llega a entenderse tanto en la misma formulación como en las dosis que deban aplicarse y, en las repeticiones correspondientes ya que no basta una sola aplicación. Por otro lado, el tiempo para la aplicación debe ser durante las horas de mayor luminosidad y es así que los estomas permanecen abiertos y por consecuencia, la absorción se lleva a cabo de una manera óptima; solo se espera, que los equipos de aspersión estén debidamente calibrados para que se haga un trabajo eficiente y los resultados sean eficaces.

Cuando deben ser aplicados estos productos de apoyo, se decide por el estado que guarde el vegetal en relación a su función específica; esto es, reproductiva, floral, o de fructificación. Por supuesto que se desea que nuestros amigos productores cuenten con las facilidades para llevar a acabo los análisis foliares correspondientes. Así  que como hemos hablado del apoyo nutricional foliar, continuamos con la exposición de…

LAS HORMONAS

Son varios de estos compuestos y tienen diversos usos; es necesario que los productores tengamos en cuenta lo específico de las necesidades de producir alta calidad.

ANTECEDENTES

A un poco más de cuatro décadas se iniciaron investigaciones en la búsqueda de ampliar el conocimiento de la función fisiológica de los diversos órganos de las plantas; franceses principalmente, alemanes, rusos y norteamericanos son considerados pioneros en el campo de los estimulantes y reguladores del crecimiento vegetal, el que se inicia con el conocimiento y hallazgo de las auxinas y, posteriormente de las Citoquininas, dupla para la trilogía de las hormonas con el descubrimiento de lo que se bautizó como giberelina, a partir del hongo fujikuroi encontrado en plantas de arroz en 1945:

Desafortunadamente el auge de la novedad así como el deseo muy valedero en el agricultor de producir alta calidad, ha hecho que la bondad de los estimuladores no sea evaluada adecuadamente debido al uso equivocado de los productos. En la presente colaboración de esta dominical página paralelamente al objetivo de llevar lo más explícitamente posible el tema ante nuestros amables lectores, mencionaremos diversos trabajos llevados a cabo a lo largo pues de cuatro décadas.

La cinetina, una sustancia así llamada es una furfurilaminopurina. Esta sustancia acelera la división celular en tejidos no organizados; un ejemplo de ello los callos en el tabaco que ya dimos a conocer sin embargo es necesaria la presencia del ácido indolacético, ya que como se descubrió la síntesis del ADN (ácido ribonucleico) y la mitosis requieren estos dos compuestos.

Continuando con el ejemplo del tabaco, Wickenson y Thimann observaron que bajo la influencia de la cinetina se formaban muchas yemas en un fragmento del tejido de la planta mencionada, sin que hubiera inhibición del crecimiento de una yema por las otras. Lo anterior nos hace recordar el trabajo agronómico del aclareo de frutos indeseables con la aplicación de estos compuestos reguladores. La cinetina no solo estimula la formación de ramas, sino también su alargamiento y desarrollo. Un ejemplo de estas funciones se presenta en el chícharo en donde la cinetina aplicada vence la dominancia de la yema apical sobre las laterales. Esto sugiere que la dominancia apical normal depende de una interacción entre la auxina y una sustancia semejante que es la cinetina.

Sin embargo la cinetina difiere de otras hormonas de la planta en varios aspectos. No promueve la iniciación de las raíces en lo que se diferencia de ácido indolacético. No puede tampoco sustituir a la giberelina en la estimulación del florecimiento en las plantas sensibles al fotoperiodo (plantas llamadas de media sombra). Sin embargo, se han obtenido resultados interesantes en la iniciación de las ramas. Con ciertos macronutrientes (N-P-K) se mantiene el equilibrio apropiado entre la auxina y la cinetina y, la consecuencia es una relación de la cinetina con la auxina que origina la producción de hojas. La relación puede aumentarse elevando la cantidad de cinetina o bajando la cantidad de auxina. En algunas plantas sobre todo en las ornamentales se ha logrado conseguir el aumento de yemas por el uso de cinetina. Un ejemplo son las begonias en donde los discos no tratados producen primero raíces y luego tallos en la base del nervio principal. Cuando se tratan estos organismos con cinetina el crecimiento de las raíces se suprime y aparecen los tallos; esta es la prueba de que la cinetina no solo promueve la iniciación del tallo, sino que elimina la polaridad usual de tal iniciación.

GIBERELINAS

La “plantita loca” o bakanae en japonés es una enfermedad del arroz en la cual las plantas afectadas son mas altas y generalmente cloróticas; es decir que pierden la clorofila o color verde.

Este dato que nos puede parecer un tanto curioso fue descrito en un antiguo libro editado en 1809; para la época una descripción de una observación curiosa  que se archiva en la mente de investigadores y agricultores y que vuelve a aparecer más de un siglo después. En la descripción de la observación, a más de la clorosis, las hojas eran más largas, estrechas y delgadas. En el mejor de los casos, las flores aparecían (según se lee en el libro editado en la época) dos o tres días más temprano, pero las espigas eran pequeñas y el rendimiento reducido. En los casos graves, se producía la muerte antes del florecimiento. Así es que por ello se aplicó el término de “plantas locas” a las que, siendo más altas y delgadas que sus vecinas, producían un rendimiento bajo o morían antes de florecer.

ANTECEDENTE CIENTÍFICO

Pasaron pues noventa años para que, Hori, un patólogo japonés describiera el agente causante de la enfermedad, que era un hongo imperfecto: el Fusarium heterosporeum. Años después se descubrió el estado perfecto del hongo, de tal manera que de 1931 a 1944 (años de controversia en la nomenclatura) final y oficialmente al hongo se le llamó gibberella fujikuroi. Así nos enfrentamos pues a la historia de las giberelinas. En 1926 Kurosawa produjo en plántulas de arroz y maíz los síntomas del bakanae tratando estas plantas con un medio en el que se había cultivado la gibberella fujikuroi.

Debemos considerar pues que toda la investigación acerca de las giberelinas comenzó con el trabajo de Kurosawa. Posteriormente se hicieron trabajos por investigadores japoneses también como Yabuta y Sumiki los cuales anunciaron haber aislado dos sustancias cristalinas que eran biológicamente activas: las giberelinas A y B. a un tercer compuesto activo se le llamó giberelina C.

Con esto nos explicamos y transmitimos la diferencia de origen de los compuestos para su uso posterior específico y diferenciado. Como dice o reza uno de nuestros dichos populares: no todo es bueno para todo.

Al menos hubo de pasar una década para que en el mundo occidental nos enteráramos de estos trabajos sobre la giberelina. Así la primera investigación cuyos resultados se nos dieron a conocer en la época de estudiantes se hizo en los Estados Unidos allá por los años 50 del pasado siglo. En 1955, el gran científico y profesor (altamente especializado en los nemátodos) Stodola junto con sus colaboradores y además simultáneamente con Borrow en Inglaterra, aislaron un nuevo compuesto de los cultivos de gibberella fujikuroi, al que llamaron ácido giberélico. Como resultado de investigaciones en diversas partes del mundo, se han aislado y se han identificado nueve giberelinas. Cinco se han obtenido del hongo antes mencionado; tres de plantas superiores, y una del hongo y las plantas superiores. Las giberelinas del hongo son el ácido giberélico y las giberelinas A uno, A dos, A cuatro, A siete, y A nueve.

Fuente: Mundo Agrario